El estudio básico de fertilidad es un conjunto de pruebas diagnósticas orientadas a analizar las posibles causas por las que no se consigue una gestación espontánea.

El primer paso es realizar una historia clínica completa y detallada, que valore los antecedentes  personales y familiares, los factores laborales, ambientales y hábitos nutricionales o tóxicos, que pueden estar influyendo en la fertilidad.

Además, dentro del estudio básico de fertilidad, es necesario realizar un análisis básico de sangre (grupo y factor Rh, bioquímica y coagulación, serologías para descartar enfermedades infecciosas).

SEMINOGRAMA

SEMINOGRAMA

Para contabilizar el número, la movilidad y la morfología de los espermatozoides.
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ECOGRAFÍA GINECOLÓGICA

ECOGRAFÍA GINECOLÓGICA

Para revisar el útero, endometrio y los ovarios, descartar anomalías de las trompas y realizar un recuento de folículos antrales
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ANÁLISIS DE HORMONAS BASALES

ANÁLISIS DE HORMONAS BASALES

Extracción de sangre entre el 2º y 5º día del ciclo menstrual para valorar la reserva folicular y posibles desequilibrios hormonales que pueden afectar a la ovulación.
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Estudio de Fertilidad

Tras revisar los resultados de estas pruebas contenidas en el estudio básico de fertilidad, y junto a la historia clínica completa, pueden ser necesarias otras pruebas adaptadas a cada caso específico.

 

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¿Tienes preguntas sobre el estudio de fertilidad básico?

En un estudio de fertilidad, se realizan diversas pruebas y análisis tanto en mujeres como en hombres para evaluar su capacidad reproductiva. Algunas de las pruebas comunes incluyen:

Para mujeres:

  1. Historia clínica y examen físico: Se revisa el historial médico y se realiza un examen físico para identificar posibles factores que puedan afectar la fertilidad.

  2. Análisis hormonal: Se miden los niveles de hormonas reproductivas en diferentes momentos del ciclo menstrual para evaluar la función ovárica y la ovulación.

  3. Ultrasonido pélvico: Permite visualizar los órganos reproductores internos y verificar la salud del útero y los ovarios.

  4. Histerosalpingografía: Un procedimiento radiológico en el que se inyecta un contraste en el útero para evaluar la permeabilidad de las trompas de Falopio.

  5. Biopsia de endometrio: En algunos casos, se toma una muestra del revestimiento uterino para evaluar su receptividad para la implantación del embrión.

Para hombres:

  1. Análisis de semen: Se evalúa la calidad del semen, incluyendo la concentración, movilidad y morfología de los espermatozoides.

  2. Examen físico y análisis hormonal: Se realiza un examen físico y se miden los niveles de hormonas relacionadas con la producción de esperma.

  3. Pruebas genéticas: En ciertos casos, se pueden realizar pruebas genéticas para detectar posibles anomalías que puedan afectar la fertilidad.

Además de estas pruebas, pueden realizarse otras más específicas según la situación clínica de cada pareja. Un estudio de fertilidad completo permite identificar posibles causas de infertilidad y guiar el tratamiento adecuado para lograr un embarazo. Es importante destacar que la infertilidad es un problema médico común y que hay diversas opciones disponibles para ayudar a las parejas a concebir.

Para determinar si eres fértil, lleva un registro de tu ciclo menstrual y observa cambios en el moco cervical. Las pruebas de ovulación caseras también pueden ser útiles. Si has intentado concebir sin éxito durante un período prolongado, consulta a un especialista en fertilidad para realizar exámenes y pruebas específicas. Recuerda que existen opciones de tratamiento disponibles para ayudar a las parejas a concebir.

La duración de las pruebas de fertilidad puede variar según el tipo de pruebas que se realicen y la complejidad del caso. Por lo general, se requieren varios días o semanas para completar todo el proceso de evaluación. Algunas pruebas, como los análisis hormonales y de semen, pueden obtener resultados en uno o dos días. Sin embargo, otras pruebas, como la histerosalpingografía o la biopsia de endometrio, pueden llevar más tiempo debido a los procedimientos y la necesidad de programar citas médicas.

Además, la duración también puede depender de la disponibilidad del especialista y la carga de trabajo del laboratorio o centro médico donde se realicen las pruebas.

Es importante recordar que cada caso es único, y la duración del estudio de fertilidad puede variar según las circunstancias individuales. Si estás considerando someterte a pruebas de fertilidad, es recomendable hablar con un especialista en fertilidad para obtener información más precisa sobre el tiempo estimado necesario para tu situación específica.

La edad fértil de una mujer se refiere al período de tiempo en el que tiene la capacidad de concebir y tener hijos de forma natural. La edad fértil de una mujer comienza con la primera menstruación, que generalmente ocurre alrededor de la pubertad, entre los 10 y 15 años de edad.

El pico de fertilidad se alcanza generalmente en la década de los 20 y principios de los 30 años. Durante esta etapa, la mayoría de las mujeres tienen una alta probabilidad de concebir si mantienen relaciones sexuales sin protección durante sus días fértiles, que son aproximadamente en el medio del ciclo menstrual, cuando ocurre la ovulación.

Sin embargo, la fertilidad de una mujer comienza a disminuir gradualmente a partir de los 30 años y se reduce de manera más significativa a partir de los 35 años. A partir de los 40 años, la fertilidad disminuye aún más, y las posibilidades de concebir de forma natural disminuyen considerablemente.

Es importante tener en cuenta que cada mujer es diferente y la fertilidad puede variar en cada caso. Si una mujer desea concebir y tiene preocupaciones sobre su fertilidad debido a su edad o por otros motivos, es recomendable buscar asesoramiento médico para una evaluación y orientación adecuada.

La edad más fértil de un hombre generalmente ocurre durante la etapa de su vida conocida como la edad reproductiva temprana. En promedio, los hombres experimentan su mayor fertilidad entre los 20 y los 30 años de edad.

Durante este período, los hombres producen una cantidad óptima de espermatozoides con buena movilidad y morfología, lo que favorece la capacidad de concebir naturalmente. Sin embargo, es importante tener en cuenta que cada hombre es diferente, y la fertilidad puede variar según factores individuales como la salud, el estilo de vida y la genética.

A medida que los hombres envejecen, su fertilidad tiende a disminuir gradualmente, especialmente a partir de los 40 años. Si bien los hombres pueden seguir siendo capaces de concebir en edades más avanzadas, las posibilidades de éxito disminuyen y pueden aumentar los riesgos de problemas genéticos y de salud en la descendencia.

Es fundamental recordar que tanto para hombres como para mujeres, la edad puede influir en la fertilidad y que el tiempo óptimo para concebir puede variar en cada caso. Si una pareja tiene dificultades para concebir o tiene inquietudes sobre su fertilidad, es recomendable buscar asesoramiento médico para recibir una evaluación y orientación adecuadas.

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